Trompetista, batería, showoman, escritora, licenciada universitaria, conferenciante, docente y editora
Clora Bryant nació el 30 de mayo de 1927 en Denison (Texas). Su madre, ama de casa, falleció cuando la niña tenía tres años. Ella y sus dos hermanos mayores quedaron a cargo de su padre, un modesto obrero.
De pequeña, formó parte del coro de la iglesia Baptista local y su hermano menor la enseñó a tocar el piano. Cuando el mayor se incorporó al ejército, dejó su trompeta en casa. Un tío de Clora, que tocaba el saxofón, la enseñó digitación de trompeta, las escalas básicas y, además, la ayudó a interpretar canciones para principiantes. El director de la banda local le dio unas clases particulares, que pudo pagar con el dinero que ganó realizando pequeños trabajos ocasionales. Con tan escaso bagaje, comenzó a tocar swing en una pequeña agrupación de la escuela. Su padre, a pesar de intuir los problemas que la chica tendría que afrontar en la vida, siempre la animó a desarrollar su carrera como trompetista.
Aunque en 1943 consiguió becas en The Bennett College (Carolina del Sur) y en The Oberlin Conservatory of Music (Ohio), Clora eligió la Universidad Prairie View A&M en las afueras de Houston (Texas) porque ofrecía un excelente programa de enseñanza de jazz y, además, contaba con su propia banda de swing de dieciséis componentes, la Prairie View Coeds. La chica entró a formar parte de este grupo musical, con el que estuvo de gira e incluso, en 1944, actuó en el famoso Apollo Theatre de Harlem (Nueva York). Esta Universidad, fundada en 1876, fue la primera que el Estado de Texas financió para estudiantes negros.
En 1945, su padre consiguió trabajo en un astillero cerca de Long Beach (California) y se trasladó con su familia a Los Ángeles. Como llegaron en enero, cuando las clases ya estaban completas, Clora tuvo que esperar hasta la primavera de 1946 para matricularse en The University of California, Los Angeles (UCLA). Pronto descubrió Central Avenue y sus clubs de jazz de fama mundial. Allí escuchó bebop por primera vez. Naturalmente, desde la calle ya que, como era menor de edad, no podía entrar en los locales.
Durante los años 30 y 40, Central Avenue era la línea que limitaba el área donde se permitía vivir a los negros. Incluso a los gigantes del jazz, como Duke Ellington, se les autorizaba a tocar en Hollywood y otras zonas, pero no podían quedarse allí. A menudo, se alojaban en el actualmente histórico Dunbar Hotel, que contaba con un club nocturno, The Alabam, en el que las figuras del jazz tocaban fuera de horas. Cerca del hotel había otros locales, como The Downbeat y The Bird in the Basket (también conocido como Jack's Basket Room), que se convirtieron en la “rampa de lanzamiento” de muchos músicos famosos.
"Cuando empecé en Central Avenue, no había ninguna chica que tocase en jam sessions", recordó Bryant en una entrevista realizada en 2011 durante el NAMM (National Association of Music Merchants), un evento anual que sus organizadores describían como el más grande del mundo relacionado con los productos musicales y la industria tecnológica de audio. “¡Tuve un valor como no te puedes imaginar! Cogí mi trompeta, me acerqué y empecé a tocar. Y fui la única mujer que lo hizo".
En 1946, Clora se convirtió en miembro de International Sweethearts of Rhythm, el conjunto de swing íntegramente femenino más famoso de Estados Unidos, obtuvo su carnet sindical y abandonó la Universidad. Durante una actuación conoció a Dizzy Gillespie, que admirado por su forma de tocar, se convirtió en su mentor y le proporcionó algún trabajo. Cuando la escuchó, Gillespie dijo lo que debió parecerle el mejor cumplido: "Si cierras los ojos, creerás que está tocando un hombre". Hoy se consideraría totalmente incorrecto.
En 1948 Clora se casó con Joe Stone, un bajista que tocaba con bandas de Rhythm & Blues. Formaron una familia y ella continuó actuando durante el embarazo y tras dar a luz. Después del nacimiento de su hija, la llamaron para participar en el show de Ada Leonard’s All-Girl Orchestra; sin embargo, sólo permaneció una semana debido a que su presencia provocó las protestas racistas de la audiencia.
Más tarde, se unió, como trompeta y batería, a la banda de jazz Queens of Swing, formada por chicas negras, con la que se fue de gira. Fue el primer grupo de jazz formado por mujeres que apareció en televisión. Sin embargo, al cabo de seis semanas, el programa se suspendió por falta de patrocinador.
En 1951 acompañó, como trompetista, a Billie Holiday y Josephine Baker en el Club Alabam de Los Angeles y entró a formar parte del sexteto de la violinista Ginger Smock.
Dos años más tarde se mudó a Nueva York porque había perdido la ilusión de tocar en big bands y se dedicó a atender a su familia y a criar a sus hijos. Eventualmente, actuó en el Club Metropole y apareció en varios programas de variedades en televisión. También realizó una gira por Canadá, para finalmente, en 1955, regresar al sur de California.
Sin embargo, todo cambió en junio de 1957, cuando tuvo la oportunidad de grabar su primer y único disco con su propio nombre, Gal With A Horn. Por exigencia de los directivos de este pequeño sello discográfico, Clora debía cantar además de tocar la trompeta. El grupo que le acompañó en las sesiones estaba formado por Normie Faye (trompeta), Walter Benton (saxo tenor), Roger Fleming (piano), Ben Tucker (contrabajo) y Buzz Freeman (batería). A partir de ese momento, volvió a las giras y tocó a menudo en clubs de Chicago (Illinois) y Denver (Colorado).
GAL WITH A HORN (Mode Records- MOD LP #106)
A principios de los años 60, cuando actuaba con la banda de Harry James en Las Vegas (Nevada), captó la atención del cantante Billy Williams, que la integró en The Billy Williams Revue y con el que actuó en The Ed Sullivan Show.
En Las Vegas, coincidió con Louis Armstrong. "Él actuaba en la sala grande y yo en el salón, en la parte de atrás, donde él me escuchó", dijo Bryant durante su entrevista en el Festival de Central Avenue. "¡Y un día, vino Louis con toda su banda, desde la gran sala, atravesó el casino, subió al escenario y cantó y tocó conmigo!"
Desde 1962, durante más de una década, ella y su hermano, el vocalista Mel Bryant, recorrieron el mundo entero con un espectáculo de canto y baile. Incluso tuvieron, durante largo tiempo, su propio programa de televisión en Melbourne, Australia.
Cuando regresó a Estados Unidos en 1979, se instaló en Los Angeles. Creó su propio grupo de jazz, The Swi-Bop, trabajó con el sexteto de Teddy Edwards, tocó dixieland con Roger Jamieson's New Orleanians, intervino en las big bands de Bill Berry y Gerald Wilson y colaboró con figuras de la talla de Doc Cheatham, Nellie Lutcher y Johnny Otis. Además, aprovechó el tiempo libre para terminar su licenciatura en The University of California, Los Angeles (UCLA)
En el segundo fin de semana de julio de 1987 participó en The North Sea Jazz Festival, en el recinto Ahoy (Róterdam, Paises Bajos)
En 1988, Bryant, influída por la idea de Dave Brubeck de llevar la música de jazz a Moscú, escribió una carta al líder soviético Mikhael Gorbachev, diciéndole que quería ser la primera trompetista invitada a actuar en su país. El Jefe de Estado de la Unión Soviética, abogado de profesión y, según parece, gran aficionado al jazz, aceptó la petición de Clora. La inesperada misiva le emocionó y, a través del Ministro de Cultura de su Gobierno, la ofreció cinco conciertos en Moscú y Leningrado. Con unos honorarios de mil rublos por concierto, Bryant dispuso de una orquesta, un intérprete y transporte gratuitos en territorio soviético. Eso sí, los billetes de ida y vuelta entre EE.UU. y la URSS los tuvo que pagar ella.
En 1989, Wimmin with a Mission Productions realizó un video de cinco minutos de duración titulado Trumpetistically, que presentaba un afectuoso retrato de Clora Bryant.
Rico en melodías y anécdotas, el documental detallaba el largo camino de Bryant en el jazz y su influencia en generaciones de músicos. Dirigió la película Zeinabu irene (sic) Davis, escribió el guión Lillian E. Benson y la responsable de la fotografía fue Katherine Engstrom. Junto a Clora intervinieron Dizzy Gillespie, James Newton, Beverly Johnson, Helen Cole y Teddy Edwards.
A principios de la década de 1990, el trabajo era escaso y Clora vivía con su hijo en un modesto apartamento gracias al Seguro Social. Tuvo que empeñar sus trompetas y, además, había perdido la mayor parte de sus pertenencias al arder su casa durante los graves disturbios que tuvieron lugar en 1992 provocados por la brutal agresión de la policía de Los Angeles al taxista Rodney King.
En esa época, colaboró activamente en la campaña para conseguir una estrella dedicada a Dizzy Gillespie en Walk of Fame de Hollywood y se dedicó a escribir sus experiencias en el mundo del jazz, poniendo especial énfasis en los gloriosos días de Central Avenue.
En 1996, tras sufrir un ataque cardiaco -tan grave que los médicos consideraron necesario realizar una delicada operación quirúrgica para implantarle un bypass cuádruple en el corazón-, abandonó la interpretación musical por prescripción facultativa. Pero, decidida a preservar y transmitir el legado del jazz de la Costa Oeste, se dedicó a impartir conferencias en colegios y universidades, a trabajar en escuelas primarias de Los Ángeles y sus alrededores, y a coeditar un libro sobre la historia del jazz en esta ciudad.
En 2002, el Kennedy Center en Washington DC. le otorgó una medalla por su trayectoria profesional que le entregaron en The Mary Lou Williams Women in Jazz Festival, donde, con setenta y cinco años y acompañada por jóvenes músicos, cantó algunas de sus propias obras.
Clora Bryant murió el 25 de agosto de 2019 de un ataque cardiaco en el Hospital Cedars-Sinai de Los Angeles (California), a los 92 años de edad.
Está considerada uno de los mejores músicos de jazz de la Costa Oeste. Cuando se le preguntó a Teddy Edwards, saxofonista y frecuente compañero de banda, por qué Clora no había logrado un mayor reconocimiento, dijo: "Era tan buena intérprete como cualquier hombre. Tenía suficiente variedad de ideas y talento para llegar a la cima, pero era una mujer". Su hijo estuvo de acuerdo. “Trabajaba en un mundo de hombres y eso se lo puso difícil. Pero sirvió para avivar su fuego interior y la hizo más decidida". No fue el único que reconoció ese fuego de Clora Bryant. Dick Wagner, redactor del Los Angeles Times, escribió: "cuando Bryant toca, el sonido es bajo, casi gutural, una llama ardiente, pero cuando interpreta una melodía rápida, esa pasión vehemente estalla".
FMR, 15 de septiembre de 2021
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